Por lo menos en la República Mexicana, la nueva normalidad se refiere al reinicio de actividades sociales, económicas de manera organizada y escalonada.
Pero yo no voy a hablar de esa nueva normalidad por dos razones:
- Razón #1… Todos estamos cansados de esto, ya que lo vemos en las noticias de día a día.
- Razón #2… Yo no sé nada de actividades económicas, nisiquiera por defensa propia en mis finanzas.
A lo que yo me voy a referir como nueva normalidad es la nueva forma en la que durante el confinamiento comenzamos a vivir, modificando cualquier actividad que hacíamos, ahora, sin salir de casa.
Como el trabajo/escuela online.
Esa actividad que antes hacíamos en una oficina, aula de clases, o donde sea que nosotros la realizaramos, interactuando con personas, de un lado a otro pasamos a hacerlo de forma individual, a través de una pantalla digital, que no sólo trajo ese cambio tan drástico, sumemos la ansiedad de las mil tareas o cosas que teníamos que entregar para cumplir.

La vida social, que, después de un tiempo empezó a decaer, debido a que los aparatos electrónicos nos causaban aburrimiento, fastidio, desinterés o cosas más físicas como migraña para algunos; además de que ya no teníamos mucho que contar debido a la la falta de actividad social en nuestras vidas.
Igual la religión…
Ya veíamos a nuestras abuelitas y tías pidiendo ayuda para entrar al «tutu ese», según le llaman, para escuchar la misa y sermón de los domingos.

Todo cambio, esa es nuestra nueva normalidad, expandida a muchos ámbitos de nuestra cotidianeidad, independientemente de la economía nacional y las medidas que toman las empresas para regresar a sus actividades, nosotros también las tenemos que seguir, y dentro de lo posible, quedarnos en casa.
Toda la ansiedad, frustración, aislamiento tecnológico que llegamos a desarrollar, fueron cosas que aparte de desajustar la vida, nos enseñó que los momentos de antes eran buenos tiempos, esas risas con amigos y compañeros eran lo mejor, incluso salir a la calle, por mínimo que fuera, es un momento donde dejamos en estrés de lado dejando que el sol nos de un poco en la cara y así dejar de vernos como vampiros de tanto estar encerrados.
No queda más que aprender a sobre llevar estos cambios, adaptarnos a ellos y seguir las medidas de salubridad si es que queremos salir de nuevo, todo empeora y mejora a su vez, sólo sí somos capaces de mejorarlo por nuestra cuenta.