Qué es eso de levantarte con una lista mental de cosas por hacer, la responsabilidad total de escoger el aguacate adecuado y emocionarte por promociones de frutas y verduras porque ahora somos unas señoras; si eres hombre, qué más da, igual eres una señora.
Y no sé si esto es un proceso de madurez o implica acoplarme a la sociedad «adulta».
Misma sociedad que tiene constantes quejas de las preocupaciones en general de nuestra generación de mazapán, cristal, ahhh… tenemos tantos estilos, y aún más cosas por las cuales llenarnos de pensamientos que nos generan cierto estrés, ansiedad y múltiples desvelos.
Es obvio que nuestra comodidad informática es un gran lujo, bien, pero por tener un aparatito conectado a la red no quiere decir que tenemos la solución a lo que sea en cuestión de segundos, ¿Ok, boomer?, en tus tiempos comprabas un terreno por menos de la mitad de lo que ahora cuestan, pudiste luchar a favor del medio ambiente y no estarte quejando de la contaminación y nuestra obsesión por dejar de usar plásticos, había una oportunidad por abrir paso a mejorar sus derechos, la ideología.
La cuestión no es de ventajas y desventajas de cada época, no de aminorar nuestras emociones y estados de ánimos, los cuales son reales, a la edad que sea. No por abrirnos y rompernos de impotencia somos de mazapán. No siempre podemos seguirle el paso a nuestras propias tendencias, porque ahora no todos somos lineales.
¿Ok, boomer?
No nos escondemos en las pantallas, nos reímos atrás de ellas, intentamos hacer algo desde ese lugar. Si nos ofendemos, como cualquier persona en diferente tema, si somos más transparentes con lo que sentimos, no nos decidimos por una sola cosa, no nos queremos estancarnos, andamos preguntando todo, después podemos olvidarlo pero qué más da, volvemos a preguntar, nos desvelamos sin sentido o buscándolo, nos levantamos pasado mediodía y ninguna de estas cosas es sorpresa para que nos lo quieras reclamar, I KNOW DARLING.

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