Te cuento un cuento.

Se nos puede caer las ganas de vivir a la basura, un piano encima cual caricatura, pero no se puede caer Classroom porque hay tareas que entregar, sí o sí.

El mundo se está yendo al carajo y uno sigue trabajando, ¿Por un futuro?, si es que lo hay.

Hace unos (muchos) meses prendíamos las pantallas para nuestro entretenimiento y resultaba que aprendimos una que otra cosa, quizá no del todo académica pero muy útil, actualmente, mismas pantallas con la intención de aprender una que otra cosa y sólo nos entretenemos. No todos somos el tipo de persona que podría aprender de forma didáctica fuera de un salón de clases, muchos necesitan el ambiente de tal, para una retribución de aprendizaje.

Y antes también se caía el mundo, solo que antes podíamos ignorarlo con las risas entre amigos y una pizarra frente a nosotros.

Seguimos con profesores y tareas sobre nosotros; pero sin menos ganas que antes seguimos realizando las actividades para pasar el semestre, esperanzados con que valga la pena en la vida práctica. Comenzamos a pensar de más que ya no importa tanto nuestro esfuerzo, vemos que la carrera que en un principio creímos correcta no tiene vacantes de empleo por ser poco funcional.

¿Porqué continuar?

¿Porqué futuro luchar?

Todo este desastre va a terminar, nosotros tendremos que limpiarlo, reconstruir muchas cosas, entre la economía, formas de vivir y labores, somos nosotros quienes lo harán y para mejor. Haz visto que hay deficiencia de educación sanitaria, nosotros enseñaremos bien hasta como usar la mascarilla, seremos mejores en el cuidado al medio ambiente, porque es nuestro deber, enseñaremos y trabajaremos por el futuro, uno bueno, no habrán más incendios pues como futuros bomberos crearemos mejores métodos.

Y el miedo a lo que pueda pasar mañana o en unos años no nos va a paralizar, la incomodidad de como todo se está desmoronando tampoco.

Empezaremos ahora a hacer bien las cosas, aunque sea en línea, en casa, a distancia de otros.

Y esperamos que valga la pena enviar mil tareas, esperamos que sirvan de algo, esperamos aprender, solo esperamos.

Nueva normalidad.

Por lo menos en la República Mexicana, la nueva normalidad se refiere al reinicio de actividades sociales, económicas de manera organizada y escalonada.

Pero yo no voy a hablar de esa nueva normalidad por dos razones:

  • Razón #1… Todos estamos cansados de esto, ya que lo vemos en las noticias de día a día.
  • Razón #2… Yo no sé nada de actividades económicas, nisiquiera por defensa propia en mis finanzas.

A lo que yo me voy a referir como nueva normalidad es la nueva forma en la que durante el confinamiento comenzamos a vivir, modificando cualquier actividad que hacíamos, ahora, sin salir de casa.

Como el trabajo/escuela online.

Esa actividad que antes hacíamos en una oficina, aula de clases, o donde sea que nosotros la realizaramos, interactuando con personas, de un lado a otro pasamos a hacerlo de forma individual, a través de una pantalla digital, que no sólo trajo ese cambio tan drástico, sumemos la ansiedad de las mil tareas o cosas que teníamos que entregar para cumplir.

La forma en la que nos relacionamos…

La vida social, que, después de un tiempo empezó a decaer, debido a que los aparatos electrónicos nos causaban aburrimiento, fastidio, desinterés o cosas más físicas como migraña para algunos; además de que ya no teníamos mucho que contar debido a la la falta de actividad social en nuestras vidas.

Igual la religión…

Ya veíamos a nuestras abuelitas y tías pidiendo ayuda para entrar al «tutu ese», según le llaman, para escuchar la misa y sermón de los domingos.

Religión en tiempos de pandemia. https://www.instagram.com/p/CDCtVxepDsr/?igshid=fx30gz971bgc

Todo cambio, esa es nuestra nueva normalidad, expandida a muchos ámbitos de nuestra cotidianeidad, independientemente de la economía nacional y las medidas que toman las empresas para regresar a sus actividades, nosotros también las tenemos que seguir, y dentro de lo posible, quedarnos en casa.

Toda la ansiedad, frustración, aislamiento tecnológico que llegamos a desarrollar, fueron cosas que aparte de desajustar la vida, nos enseñó que los momentos de antes eran buenos tiempos, esas risas con amigos y compañeros eran lo mejor, incluso salir a la calle, por mínimo que fuera, es un momento donde dejamos en estrés de lado dejando que el sol nos de un poco en la cara y así dejar de vernos como vampiros de tanto estar encerrados.

No queda más que aprender a sobre llevar estos cambios, adaptarnos a ellos y seguir las medidas de salubridad si es que queremos salir de nuevo, todo empeora y mejora a su vez, sólo sí somos capaces de mejorarlo por nuestra cuenta.